El día comenzó temprano, había que montar el estandarte, el cual íbamos a estrenar esa misma mañana y le quedaban aun unos últimos retoques. Carrera para aquí, nervios de última hora por allá y por fin lo tuvimos todo listo para partir. Nuestro destino: la llamada Puerta Alta de
Tropas castellanas y tropas aragonesas marcharon juntas por la calle principal hasta la plaza de Santiago, donde nuestros anfitriones nombraron uno a uno a cada uno de los grupos para entregarnos una carta de bienvenida. Tras ello el grupo Ferruza realizo una exhibición de combates de uno contra uno para entretener a los asistentes.
Una vez terminada la exhibición continuamos con el desfile por las calles de la ciudad llegando a
La hora de comer nos había alcanzado y era hora de reponer fuerzas para la batalla de la tarde. De agradecer la comida y el placer de poder descansar en la piscina, conseguido por nuestros anfitriones, lo cual hizo mas llevadero el realizar una recreación en verano.
Sobre las ocho de la tarde reagrupamos filas y todos los grupos se cargaron con sus hierros rumbo a la batalla: Se dieron las últimas instrucciones, castellanos y aragoneses se dividieron para el desfile que debía llevarles a
Nuestros capitanes parlamentaron, pero no hubo acuerdo, así que tras varias acometidas los de Aragón se llevaron la victoria. Ellos fueron valientes, pero los castellanos lo fueron igualmente y, la historia es la historia, debían ganar las tropas aragonesas.
La anécdota de la batalla la protagonizaron Marques y Barón, dos buenos ejemplares de Pastor Alemán, que dieron un buen susto a su dueño haciendo aparición en la batalla tras un descuido de este.
Y así entre unas cosas y otras, llego la noche. La cena entre amigos fue aprovechada para celebrar el cumpleaños de varios de los asistentes y en recuerdo de algunos que por demasiado pequeños no estaban presentes.
Esa noche no acabo temprano, a pesar de que al día siguiente tocaba desfilar por última vez. Lo cual se noto en los cuerpos de los asistentes que aguantaron como campeones.
Una nueva comida entre amigos, fue la despedida de un buen fin de semana, por el cual desde aquí los miembros de Baira dan las gracias a los anfitriones deseando poder volver a repetir el año que viene.
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