miércoles, 17 de marzo de 2010

Crónica del encuentro organizado por Cancerberos de Aragón, Daroca

En una lluviosa tarde madrileña de 5 de marzo, una parte de los miembros de la mesnada Baira parten a un nuevo evento, teniendo lugar otra vez en tierras mañas, en esta ocasión en el pueblo de Daroca y siendo organizado por los Cancerberos de Aragón.
El fin de semana prometía, pero el tiempo no parecía querer acompañarnos, motivo por el cual bastante gente se hecho atrás, sin embargo esto no nos impido llegar al destino cargados de ilusiones.
A nuestra llegada nos esperaba Sancho, compañero de Meldevaldeco Marca, al cual habíamos engañado para unirse a nuestras filas en esta aventura, sin embargo este primer momento de alegría se vio un tanto eclipsado por nuestro cruel amigo el tiempo, la noche era fría y caía aguanieve, pero nuestros anfitriones nos sorprendieron con un fuego improvisado en una de las torres del pueblo, cosa de agradecer, y allí fue donde se pasaría la noche. La compañía fue grata y al igual las charlas, lo que no impidió que salvo uno de nuestro miembros, Iván, el resto pasara noche en cobijo, no se si mejor, pero si al menos mas caliente.
Una nueva mañana nos despierta y acompañados de un buen desayuno al estilo Calatravo(huevos con jamón y una copita de vino, modificando este ultimo por uno mas propio de nuestras tierras), nos disponemos a empezar la actividad de un día que aunque no mas soleado, al menos si mas apetecible, acompañados de nuestros nuevos compañeros de aventura: Cancerberos, Calatravos y Norteños, llegando estos últimos ese día para unirse a la actividad.
Debido al tiempo se dejo para mejor oportunidad el poder montar campamento en San Cristóbal, pero eso no impidió realizar algunas de las actividades propuestas, como fueron los juegos de guerra. Divertidos, innovadores (aquí he de resaltar la oportunidad de participación de las chicas, cosa muy de agradecer), y aunque por poner un punto critico del cual nadie tuvó la culpa salvo el tiempo, no tan buenos como pudieron haber resultado, pasamos una tarde divertida y amena, y porque no decirlo, diferente. Mercenarios y Calatravos se enfrentaron en diferentes misiones, cada una de las cuales tenían su recompensa si se conseguía el objetivo. Ambos bandos tuvieron sus oportunidades y las aprovecharon lo mejor que pudieron.
La tarde paso y desmontamos otra vez nuestro pequeño campamento improvisado, agradeciendo sin duda la tregua dada por el tiempo, preparamos la cena al calor de las hogueras…mmm…rica barbacoa y no se que tendrán esos pinchos calatravos pero hubo curiosidad. Finalmente tras la cena bajamos al albergue donde continuó la velada, hubo tiempo para todo, para bromas, para beber, pero también para algo de educación, como fue la charla sobre la vestimenta en el Siglo XIII que aunque a nosotros nos cae lejana, la cultura siempre es buena. Y entre buena compañía y alguna que otra cerveza concluyo la velada, creo que esta vez no demasiado tarde, pues la noche anterior fue dura.
La mañana del domingo no quiso acompañarnos, tras casi prometernos el fin del mundo en cuanto a tiempo se refiere, no se puede uno quejar, pero eso no impidió realizar un par de actividades previstas: torneos de tiro con arco y de esgrima. En cuanto al tiro con arco el ganador fue Ivan de Baira, torneo curioso e innovador. La primera fase constaba de tirar a una simple diana (normal hasta ahora), lo bueno vino después, cuando los participantes se tenían que adentrar en la naturaleza en busca de presas, se hizo una cacería en toda regla. Un jabalí y un pequeño conejo sintieron el poder de las flechas (evidentemente los animales eran peleles simulados). En el torneo de esgrima el vencedor fue Hernan de los Calatravos, me temo que por ser el único valiente que se atrevió a presentarse a la contienda.
Tras esto se prepararon los ricos manjares de una comida acompañada siempre de la fiesta y los cánticos, lo cual anunciaba el fin de un fin de semana, que aunque no tan bueno como todos hubiéramos querido, al menos lo suficientemente divertido como para querer repetir. Terminado todo se recogieron los bártulos y se dispuso todo para la vuelta. Nos despedimos de los amigos y de los nuevos compañeros allí conocidos, deseando que pronto pueda repetirse el encuentro.